Formato físico vs formato digital: ¿con cuál nos quedamos y por qué?

Formato físico vs formato digital: ¿con cuál nos quedamos y por qué?

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Formato físico vs formato digital: ¿con cuál nos quedamos y por qué?

Acabamos de entrar en el último tercio de 2018 y volvemos a las andadas con que si formato físico o formato digital, cuando lo que se nos viene encima durante los próximos años es el streaming de videojuegos (o sea, más digital imposible). Pero de vez en cuando está bien retomar según qué temas para hablarlos y ver si nuestra opinión ha ido cambiando a lo largo de los años o si, por el contrario, seguimos pensando lo mismo que hace una década.

Por esta razón, los que formamos el equipo de VidaExtra exponemos, uno a uno, nuestra visión personal sobre por qué compramos juegos en físico y/o en digital.

Alex CD

Creo que los textos que habrán preparado mis compañeros, al menos los de un par de ellos, van a intentar defender a muerte alguno de los dos formatos. Y yo lo que quiero hacer es aprovechar esta oportunidad para examinar algunas de las decisiones que he tomado hasta la fecha a la hora de comprar un juego en físico o digital e intentar ver qué nos tiene preparado el futuro. Sin bola de cristal ni nada.

Creo que nadie puede imaginar ahora mismo un futuro en el que el formato físico se vuelva a imponer. Dicho esto, y por muchos videojuegos en digital que haya comprado, sigo pagando por algunos títulos en formato físico. En todo caso, la decisión nunca viene dada por ningún tipo de preferencia por el formato en sí, sino por la comodidad. A veces, estando en alguna gran superficie a la que he ido a por otra cosa, me acabo llevando un juego en físico simplemente por tenerlo a mano. Otras, en casa, en vez de pedirlo por correo y esperar un día o dos a que llegue, lo compro en digital y en un par de horas lo estoy jugando.

Hablo de juegos en consola. En PC es evidente que con Steam, GOG y casi cualquier otra tienda digital que se os ocurra se pueden conseguir los juegos a precios muy económicos. De hecho, en consolas se da una situación bastante absurda desde el punto de vista del consumidor: el mismo juego en digital cuesta más que en físico. Pongo un ejemplo de juego potente reciente: ‘Marvel’s Spider-Man’ de PS4 cuesta 69,99 euros en la PSN y 59,99 euros en Amazon. Incluso pagando gastos de envío sigue saliendo más barato en un formato que hay que fabricar y transportar en camiones que uno formado por unos y ceros. Y lo acabé comprando en digital por pura comodidad e inmediatez.

Por último, se está hablando mucho de los videojuegos en streaming. Y creo que el miedo de algunos a esta forma de jugar viene dado porque la situación actual no es la ideal, pero dentro de unos años, cuando las conexiones a Internet más comunes sean verdaderamente rápidas y se haya solucionado por completo el problema de la latencia, jugar en streaming va a ser como darle al play en Netflix para ver cualquier serie o película. Llegará sí o sí y convivirá con la descarga de juegos y el formato físico, aunque este último se acabe convirtiendo en algo minoritario.

Gog

R. Márquez

¿Qué opino yo sobre la lucha entre lo físico y lo digital? Pues que vivo en un piso de tres habitaciones bastante modesto en el que convivimos cuatro personas y no hay hueco para mucho más. Puedo entender que algunos valoren la idea del coleccionismo porque yo también he estado ahí en mayor o menor medida, pero tras comerme dos mudanzas, he decidido que eso no es para mí.

Los juegos, figuras y demás cacharros me aportan entre cero y nada, y además son un nido de polvo innecesario teniendo en cuenta que no les doy ningún uso. Claro que estaría bien poder jugar a X el día de mañana, pero eso supone guardar X, la consola en la que funciona y los cables que la acompañan. Objetos que guardar en condiciones durante toda una vida por si algún día, dentro de unos años, me da por jugar una tarde a un título que la nostalgia se encargará de venderme mejor de lo que realmente era.

No es algo negativo contra la práctica del coleccionismo o el querer tener esa oportunidad el día de mañana, es simplemente una decisión personal frente a la acumulación descontrolada de libros, películas, series y videojuegos que se apoderó de mí en algún momento de los últimos 15 años. Decidí que los cómics y los libros se quedaban, pero que todo lo demás salía por la puerta. Se acabaron las cajas. Los CD, DVD y Blu-ray saltaron a bobinas vacías o archivadores que han acabado ocupando una ínfima parte de lo que ocupaba todo lo demás.

El consumo digital es el pan de cada día en casa, tanto a nivel de videojuegos como de otros tipos de entretenimiento, y si bien es cierto que puedo entender hasta qué punto es problemático pagar por un juego al que el día de mañana tal vez no pueda disfrutar, también soy muy consciente de que dentro de diez años voy a tener cero interés en volver a rejugar X. Y si brota, porque nunca digas de este agua no beberé o este cura no es mi padre, ya buscaré la forma de poder acceder a él.

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Frankie MB

Prefiero leer libros y revistas en papel, lo que no impide que, si echo la vista atrás, me dé cuenta de que este año la gran mayoría de mis adquisiciones y caprichos han sido en formato digital salvo en Nintendo Switch. Me explico.

Hace ya más de un lustro que no me desprendo de ningún juego. Creo recordar que las últimas veces fue para beneficiarme de algún descuento por reservar el 'FIFA' de marras. Algo que dejé de hacer con... ¿'FIFA 13'? Desde luego, ahora mismo la posibilidad de reventa no me aporta ningún valor añadido, básicamente porque me quedo con mis juegos y prefiero desinstalarlos a ir acumulándo cajas.

La realidad actual es que, con el tema de los pases de temporada, las misiones temáticas, los desafíos diarios y semanales, los pases de batalla y demás inventos similares, al final siempre acabo alternando entre juegos. Y quizás me estoy volviendo viejo, pero ahorrarme estar cambiando seis veces de disco en una tarde cualquiera, sobre todo si vienen a jugar a casa, es algo que valoro más que apilar cada vez más cajas de juegos. Pero claro, hay excepciones.

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Por otro lado, el limitadisimo margen de 30 GB que ofrece Switch hace que la gran mayoría de mis juegos estén en tarjetas. De manera que hago distinción entre los juegos de largo recorrido ('Zelda: Breath of the Wild', 'Octopath Traveler', 'Skyrim') que compro en tarjeta y aquellos con los que juego más seguido, como 'Fortnite', 'Rocket League', 'Overcooked 2' y -sobre todo- los dos Street Fighters. Títulos por los que aposté en digital a tiro fijo.

Pese a que intento limitarme a comprar lo que me divierte y me apasiona, y que planeo las compras con meses de antelación (con presupuesto cerrado para las rebajas digitales de cada estación), el formato digital no solo me aporta la comodidad, sino también caprichos esporádicos a través de rebajas puntuales y que -desafortunadamente- el formato físico no puede ofrecer.

Puedo comprender a aquellos que tienen una visión más romántica del formato físico. Y admito que si es por coleccionismo -de cajas- sería hipócrita por mi parte echar por tierra ese tipo de pasión. Pero si bien no soy capaz de desprenderme de mis juegos de NES (menos con la Mini NES o los clásicos de Switch), he asumido que, con lo que ya tengo, no voy a comprar otro cartucho nintendero. A menos que sea dorado, claro.

Sergio Cejas

Cuando decidimos dar nuestro punto de vista sobre cuál era el mejor formato en el que tener nuestros videojuegos, yo tenía clara mi opinión desde el primer momento y es que siempre que me sea posible apostaré por el físico antes que por el digital. Llevo disfrutando de esta gran afición toda mi vida y a día de hoy sigo conservando mis juegos con sus respectivas cajas y manuales de instrucciones (cuando los había) de todas las consolas que he ido adquiriendo.

Por desgracia hay algunas que acabé tirando cuando era pequeño por el gran tamaño que tenían, como la de 'Illusion of Time' o 'Secret of Evermore', algo por lo que me sigo arrepintiendo actualmente. Si tuviese que ponerle alguna pega a este formato es la gran cantidad de espacio que necesitas en casa para poder guardarlo todo.

No obstante, mirar la estantería y ver las cajas con esos grandes clásicos, no tiene precio. Además, al observarlos tengo la sensación de que realmente son míos, que puedo jugar a ellos siempre que quiera y sobre todo lo bien que encajan todas las cajas con sus diferentes logos y colores. En cambio, con el formato digital solo ves nombres o no tienes un control real sobre qué has ido adquiriendo, a no ser que te dé por encender la consola y revisar tu lista de juegos.

Otro gran inconveniente que le veo al formato digital es que hemos visto ocasiones en las que las compañías deciden retirar sus títulos de las tiendas. Si no los compraste en su momento, te quedarás sin ellos para siempre. En cambio, si bien es cierto que con algunos juegos físicos también resulta casi imposible encontrarlos, al menos la posibilidad de conseguirlos sigue estando presente.

Eso no quita que también tenga juegos en digital, sobre todo porque algunos solo se distribuyen de esta manera y porque también hay otros títulos menores que me dan un poco igual y con los que se puede hacer una excepción. De todos modos, no sería la primera vez que rechazo una buena oferta de alguna tienda online con tal de esperarme a encontrar una similar en físico por tener el juego con mi caja y su disco o cartucho, algo que pienso seguir haciendo mientras las compañías nos sigan ofreciendo ambas opciones.

Celeste

Jarkendia

Estando en la era de Internet, es lógico el auge que ha tenido el formato digital respecto al físico y no son pocos los que dicen que este último tiene las horas contadas. Pero yo soy de la opinión de que jamás desaparecerá, porque ahí están los vinilos o los libros, por ejemplo. Ese factor nostalgia y esa necesidad de sentir que poseemos algo, que no sea un mero concepto, es esencial para los que disfrutamos con esta clase de interpretación artística tan adictiva.

Si el debate es sobre qué es mejor, yo lo tengo claro: el formato físico. Pese a que me dé mucha pena la dejadez que ha sufrido en ciertos aspectos, como que ya apenas haya manuales de instrucciones, sigue teniendo un encanto del que carece lo digital. Ver nuestra colección ordenada en una estantería, no tiene precio. Y además, resulta más práctico y amortizable a la larga. Ah, y se puede prestar.

No es solamente el mero hecho de que en formato digital seamos poseedores únicamente de una licencia (la cuál podría caducar en un futuro), sino que ya hemos visto cómo se han retirado juegos de las tiendas digitales. Si los compramos previamente, hay opción de volver a descargarlos, pero suele ser bastante engorrosa dicha tarea al tener que bucear por secciones ocultas de la biblioteca, o cuyo proceso de búsqueda es tremendamente lento.

Luego está el hecho de que lo digital de entrada es más caro (un juego de 69,99 euros lo podemos conseguir por poco más de 50 euros en Amazon y similares) y que si no nos gusta, nos lo tenemos que comer con patatas, salvo excepciones, como Steam. Aunque ahí algunos aprovechan la tesitura para echarle mucha jeta, como aquellas devoluciones del 'No Man's Sky' tras haber jugado 50 horas.

Lo digital frente a lo físico sí que puede competir en lo relativo a las ofertas semanales, ya que ahí sí que suele haber diferencias resaltables en algunos casos. Nunca he comprado juegos en digital que hayan salido también en físico, salvo ligerísimas excepciones con descuentos que los sitúan en poco más de 10 euros. Pero creo que ambos formatos pueden seguir coexistiendo perfectamente. Al fin y al cabo, es buena esta diversidad y los máximos beneficiados acabamos siendo nosotros, los usuarios, al optar por el formato con la mayor ganga.

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