Teniendo en cuenta que Kickstarter empezó como una página de donaciones y las reglas de su servicio aún no han cambiado, si el sistema se convierte en un nuevo modelo de negocio, ¿en qué posición queda el usuario que cree haber hecho una inversión? Digámoslo de otro modo: ¿si Ouya no llega a lanzarse, qué pasa con el dinero invertido por los usuarios?
Julie Uhrman contestó a esa pregunta hace unos días, aunque la respuesta de la presidenta de Ouya puede no gustar a todos aquellos que participaron en la financiación en masa de la máquina.
Tecnicamente, desde la perspectiva de Kickstarter, realmente no sé la respuesta. Pero desde una perspectiva que implica hacer lo correcto, trataremos a nuestros patrocinadores de la mejor forma posible.
Si lo que hay que tener en cuenta es la política de Kickstarter respecto a este tema, nadie mejor que Yancey Strickler, fundador de la página, para conocer qué pasaría.
Eso sería un terreno nuevo. No lo sé. Quiero decir, no, no creo debamos. Pero en realidad, lo que estás planteando no es un puente que hayamos cruzado ya. Algún día lo será. Y ya sabes, creo que si algo salió mal, así será. No será mi mejor día.
No es una situación que haya que tomarse a baladí, mejor prevenir que curar, dicen. Aunque no parece que la gente de Ouya deba preocuparse por eso tras todo el dinero que han conseguido. 8.596.475 dólares parecen suficientes para sacar algo así del barro por muy metido que esté, y cabe tener en cuenta que no lo está, pero primero habría que tener la certeza de que los 950.000 dólares que pedían inicialmente ya cubrían gastos. Ahora aquellas declaraciones sobre la búsqueda de patrocinadores externos, palabras supuestamente malinterpretadas pero que dejan poco lugar para la imaginación, suenan aún más preocupantes.
Vía | NPR
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