La historia del mayor rebote de Super Mario, o cómo un juego cancelado de Popeye el marino se convirtió en Donkey Kong

La historia del mayor rebote de Super Mario, o cómo un juego cancelado de Popeye el marino se convirtió en Donkey Kong

Así nació la superestrella de Nintendo

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Mario Popeye

Un par de guantes blancos, gorra colorada con una camiseta a juego, un peto de tela vaquera y un generoso bigote. No necesitas más para describir al buenazo de Super Mario, aunque un "Ya-hoo!" despeja cualquier duda. La superestrella de Nintendo es un icono a nivel planetario tan conocido como el ratón Mickey. En algunas casas, incluso más. Lo curioso del asunto es que, pese a su enorme popularidad, debemos su existencia a la casualidad. O, más bien, a la increíble habilidad de Shigeru Miyamoto de caer siempre de pie. Como los gatos.

La historia corta es que Miyamoto creó a Super Mario de rebote. Y no lo vamos a negar, los brincos se le dan de fábula al fontanero. La verdaderamente interesante nace del contexto de la época, con una Nintendo que llevaba años tras un éxito comercial en los videojuegos al tiempo que compaginaba su expansión con la industria del juguete. El origen de todo es un personaje del cómic y la animación, y pese a que la Gran N ya tuvo que lidiar con la Universal por los derechos de uso de King Kong, nos referimos a cierto marinero capaz de multiplicar sus fuerzas al comer espinacas. Algo que, posiblemente hayas sospechado por el titular.

Porque antes de que explotase la Mario Manía a escala mundial, Nintendo desató el fenómeno de Donkey Kong en los salones recreativos. El primer juego de plataformas en el que, por cierto, había un botón dedicado al salto. La chispa única de Miyamoto siempre ha estado presente en todos los juegos de Mario y lo sigue estando. Sin embargo, lo que pilló a todos por sorpresa fue el alucinante éxito de aquel juego. Entre otras cosas, porque a aquel proyecto le "quitaron las escaleras" en el peor momento posible.

Nintendo y Popeye: una alianza ganadora, pero no incondicional

Nintendo se fundó en septiembre de 1889, logrando posicionarse con éxito gracias a sus naipes y algo tan relativamente sencillo como juegos de cartas. Los sigue produciendo, que conste. Como tantas compañías japonesas, La Gran N decidió expandirse hacia nuevos mercados, incluyendo las cadenas de hoteles, tras la Segunda Guerra Mundial, pero siempre ha habido una constante asociada a su nombre: el entretenimiento.

Lógicamente, los videojuegos llegaron mucho después, pero la transición de la compañía fue un proceso bastante natural: Nintendo contó con una extensa trayectoria juguetera con inventos divertidísimos, como la Ultra Mano. Y, como es de esperar, que en la caja de aquellos artículos aparezcan personajes conocidos le daba un valor añadido a cada juguete. Algo que, no lo vamos a negar, también se aplica actualmente en los videojuegos.

La historia de Nintendo tomó un nuevo rumbo a raíz del exitazo de las Game & Watch, las maquinitas de cristal líquido de Gunpei Yokoi. Su tecnología no era muy diferente al de las calculadoras de la época, pero la idea de ofrecer juegos electrónicos que podías llevar en tu bolsillo no tardó en funcionar de maravilla. Primero en Japón y posteriormente en el mundo entero.

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Y pese a que Mr. Game & Watch se prestaba de maravilla a cualquier locura, no dejaba de ser -en muchos aspectos- un personaje relativamente genérico. Es a partir de entonces cuando los personajes más conocidos de los dibujos animados empiezan a protagonizar sus propias aventuras en las maquinitas de Nintendo, incluyendo el personaje de Popeye el Marino.

Creado en 1929 por Elzie Crisler Segar con el propósito de amenizar las tiradas del The New York Evening, Popeye no tardó demasiado en funcionar hasta sobresalir dentro de los personajes de los cómics de Thimble Theatre, convirtiéndose en la estrella indiscutible de King Features Syndicate. Su salto a la animación será en en 1933 de la mano de los estudios de Max Fleischer (en los que se inspiró el juego Cuphead) y se consolidó como un icono a nivel mundial.

Nintendo tenía sus propios personajes, empezando por el propio Mr. Game & Watch, pero todavía había algo que le faltaba: una superestrella. De modo que, a falta de un héroe propio reconocible a nivel internacional, y en búsqueda constante de un primer éxito en los videojuegos, se tomó una decisión ganadora para todos: hacer el videojuego de Popeye. Un embajador de primera, todo sea dicho.

De Popeye a Super Mario Bros. Pasando por Donkey Kong

Popeye Nes

Nintendo tenía una relación especial con el personaje de Popeye. El propio Satoru Iwata, el presidente más querido de la compañía nipona, habló en más de una ocasión durante sus charlas con desarrolladores en la sección Pregunta a Iwata y era consciente de que la empresa ya había lanzado al mercado tanto juegos de cartas de Popeye (cómo no) como maquinitas con la licencia del marinero bajo el sello Game & Watch mucho antes de su llegada.

Por ponerlo en perspectiva, quizás no era una franquicia propia, como ocurre con el universo Spider-Man de Insomniac Games, pero ambas marcas, Nintendo y Popeye, estaban vinculadas.

Entrados en la década de los 80, Nintendo dio un paso más allá y comenzó a desarrollar videojuegos. Lógicamente, Popeye debía estar ahí desde el principio. Y pese a que los tiempos de desarrollo y los equipos eran mucho más reducidos que los de ahora, las incertidumbres y los giros inesperados durante la producción son una tradición que viene de muy atrás, y que ya estaba arraigada entre los pioneros del medio. A veces, porque la tecnología daba pocos márgenes y otras por circunstancias externas.

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El encargo era hacer un videojuego basado en Popeye. El objetivo real, la razón de ser detrás de la iniciativa, era que Nintendo tuviese su primer gran éxito. Pero lo que marcará la diferencia es quién estaba al frente del proyecto: un jovencísimo Shigeru Miyamoto. No solo por su genialidad, que también, sino porque de, ya metidos en faena, descubrieron que ya no podían usar al personaje. ¿Y ahora qué?

Miyamoto: Me preguntaron al principio si podía crear un juego sobre Popeye. Popeye consiste básicamente en un héroe y un rival a quien logra vencer con la ayuda de las espinacas. No me acuerdo exactamente a qué se debió, pero al final no pudimos usar a Popeye para ese título. Fue como si nos hubiesen quitado la escalera sobre la que nos apoyábamos, por así decirlo.
Satoru Iwata: Vaya, aunque estabais haciendo un juego que consistía en subir escaleras, ¡resulta que os quitaron la vuestra antes de empezar siquiera! (Risas)
Miyamoto: ¡Muy agudo! Chapó, ¡te mereces una ovación por ese chiste! (Risas) El caso es que no sabíamos qué hacer. Entonces pensamos: “¿Por qué no diseñar nuestro propio personaje original?"
Iwata:  De modo que Donkey Kong y Mario surgieron al quedarte sin escalera sobre la que apoyarte. Miyamoto, ¡definitivamente has nacido de pie!

Para que el juego fuese un éxito debían combinarse diferentes factores: ofrecer una jugabilidad divertidísima, tener personajes con un carisma especial y un golpe de suerte. Desafortunadamente, Nintendo partía con un golpe de mala suerte. La clave ahora estaba en la imaginación de Shigeru Miyamoto a la hora de replantear aquel proyecto. Lo que no sospechaba entonces es que estaba a punto de crear al héroe más reconocible de los videojuegos.

Ha nacido una Superestrella

Donkey Kong

Como se suele decir, del dicho al hecho hay un trecho. No es lo mismo empezar haciendo un juego basado en Popeye que tener que inventarte algo completamente nuevo. Y, lógicamente, crear personajes genéricos sería dar un paso hacia atrás. ¿Cómo se le ocurrió a Miyamoto lo del señor con bigote dando brincios? La respuesta la dio el mismo en el año 2000 a través de una entrevista en Nintendo Online Magazine,

En aquel entonces estábamos intentando hacer un juego basado en Popeye. Entonces, siendo ese el caso, se decidió que íbamos a tener un personaje grande y corpulento (Brutus) y un personaje pequeño (Popeye).
Finalmente, el plan cambió y se decidió que continuaríamos haciendo el juego sin usar el concepto de Popeye... Y con eso, como nuestro pequeño héroe elegimos a Mario, y como nuestro descomunal villano creamos Donkey Kong.
Así se creó el arcade Donkey Kong. Sí, diseñé Donkey Kong con la idea de convertirlo en un personaje tonto. Luego fuimos haciendo cambios para que, en lugar de ser el archienemigo de Mario, fuera un gorila domesticado que había escapado de Mario.
Donkey Kong Nintendo

¿El éxito de Donkey Kong fue un golpe de suerte? Algo de eso hay, desde luego, pero la visión de Miyamoto fue determinante. Su manera de insuflar diversión y desafíos al jugador, pero también su manera de acuñar las bases de clásicos por los que no pasan los años: lo más importante no es la licencia, sino que el juego sea entretenido y fácil de entender.

¡Fue un auténtico golpe de suerte! Empezamos a darle forma a la idea para un juego basado en el concepto que habíamos discurrido. Un juego divertido debería ser siempre fácil de entender: con echarle un vistazo ya deberías saber inmediatamente lo que hacer.
Tiene que estar tan bien diseñado que debes ser capaz de captar al instante cuál es tu objetivo de forma que, aunque no lo logres, te culpes a ti mismo más que al juego. Por otra parte, tiene que resultar entretenido para la gente de alrededor que se convierte en espectador. Estos son los asuntos que discutí con Yokoi.

En 1983, dos años después del debut de Donkey Kong, Nintendo lanzará su propio videojuego de Popeye. Las premisas no eran muy diferentes a las del juego que hizo con sus personajes, que conste, pero el contexto era diferente: aquel simio nacido de la maravillosa mente de Miyamoto ya contaba con una popularidad propia que se comenzó a expandir por todo el mundo. Que se jugó en recreativas y hasta llegó a Atari. Que lideró la propuesta inaugural de la consola Famicom  de Nintendo y, posteriormente, la NES en occidente. Y lo más increíble de todo: fue el comienzo de la que probablemente sea la saga de videojuegos más querida y famosa de la historia.

Y pese a que el buenazo de Mario se conserva algo regular para tener apenas 24 años (aunque si nos fijamos en su trayectoria jugable va de camino a los 40), las mismas ideas y principios con los que debutó en Donkey Kong siguen presentes en sus juegos: siempre divertidos, siempre fascinantes y con una sencillez maravillosa para que todos lo disfruten por igual.

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