Yoshi's New Island: análisis

Yoshi's New Island: análisis
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La nostalgia. Qué mala compañera de fatigas y qué mala consejera cuando tienes por delante la dura tarea de analizar un videojuego cuya primera parte marcó tu infancia. Pasa el tiempo y los recuerdos malos se borran, los regulares se ven con mejores ojos y los buenos se exageran. Quizá es algo inherente al ser humano y no podemos luchar en contra, pero conviene tenerlo en mente.

Hoy me enfrento a ‘Yoshi’s New Island’ para 3DS y mis sensaciones son agridulces, os voy avisando ya. Jamás podría decir que estamos ante un mal juego, cumple los requisitos básicos de producción que marca Nintendo y eso ya es una garantía, pero por otro lado se queda lejos de lo que podría haber sido a varios niveles. Una lástima.

Y es que cuando te enfrentas a algo que llevas tiempo esperando y no encuentras lo que parecía de cajón que ibas a encontrar, es inevitable sentirte perdido. Esa sensación lleva conmigo desde que hace unos días empecé a jugar a ‘Yoshi’s New Island’. Es imposible no compararlo con los dos anteriores juegos de la saga y la propia Nintendo, habiéndole puesto el nombre que le ha puesto, apela a nuestra nostalgia para vincularnos a este nuevo producto.

Quizá esa ha sido la peor decisión. Quizá el producto no es malo de por sí, pero tampoco lo suficientemente bueno como para competir contra el recuerdo de dos clásicos como el de Super Nintendo y el de Nintendo DS.

‘Yoshi’s New Island’ en busca del equilibrio perdido

Yoshis

Hablemos claro, la narrativa de este juego cabe en una servilleta… de gnomo. No pasará a la historia por contarnos una gran aventura, por hacernos reír o por conseguir que reflexionemos. No. La historia es una variación de la de siempre y no hay que pedirle más. Aquí se trata de dibujar a grandes rasgos una excusa para que Bebe Mario se deslome en la espalda del Yoshi de turno y juntos recorran unos paisajes infantilizados hasta el extremo (ya volveremos sobre este punto).

Los anteriores juegos de Yoshi eran como las películas de Pixar: las pueden disfrutar niños y adultos.

Nunca la saga protagonizada por Yoshi había sido seria y de hecho la gracia está ahí, en lo tontuna y naïf que resulta. El juego original de Snes no se tomaba en serio a si mismo, el de DS tampoco y encima incorporaron bebés con poderes. Todo muy loco. Pero funcionaba en ese punto exacto en el que viven las películas de Pixar. Las puede disfrutar un niño pero un adulto también encuentra argumentos para enamorarse de ellas. En aquellos juegos podía atraparte la dificultad, el apartado artístico, el sentido del humor… tenían un puntito de ñoños (inevitable al pensar que recorremos escenarios con un bebé a la espalda) pero no resultaban cargantes.

Pero el tono de ‘Yoshi’s New Island’ se pasa de la ralla. La infantilización del apartado gráfico, de la música, de los cargantes efectos de sonido del maldito bebé, la curva de dificultad… todo muy cuco durante los primeros 10 minutos. Luego ya no hace tanta gracia.

Da la sensación de que intentando darle un aire nuevo al último juego de DS, tiene más de ese último juego que del original, han perdido de vista el punto de equilibrio en el que los grandes clásicos de Nintendo siempre se mueven tan bien.

Y es que en eso son unos maestros. ‘Zelda’, ‘Super Mario’, ‘Luigi’s Mansion’, ‘Donkey Kong’… coged una de las grandes franquicias de Nintendo y veréis como sus juegos navegan entre esas dos aguas. Gustan a pequeños y a mayores, todo tipo de jugador puede encontrar algo que apele a él, tienen un punto ñoño pero gamberro al mismo tiempo. Alcanzar ese punto de equilibrio es muy difícil y ‘Yoshi’s New Island’ no lo consigue. Es ñoño como una bola de azúcar rebozada en miel y espolvoreada con esencia de vainilla y canela.

Un apartado visual colorido y dulzón

Yoshis

El ‘Yoshi’s Island’ original, el de Super Nintendo, era una pasada. Una apuesta arriesgadísima en aquella época y no solo a nivel jugable. A nivel artístico, que es de lo que voy a hablar ahora, era una verdadera delicia. Se optó por darle un estilo comiquero, casi trazado con rotuladores y plastidecors. Algo totalmente innovador y que convierte a aquel juego en algo atemporal.

Podéis cogerlo ahora y comprobaréis que tiene una de las paletas de colores mejor elegidas de todos los tiempos. Los colores combinan a la perfección, las montañas de fondo son duras pero al mismo tiempo tienen toques de pastel para que queden en segundo plano. Los objetos de primer plano van silueteados de negro para llamar la atención… resumiendo, fue un trabajo artístico tan grande que hoy, casi veinte años después, sigue funcionando a las mil maravillas.

Yoshis Snes

Luego vino la versión de DS que añadió movimiento a esas texturas y matizó el apartado visual. Lo dotó de efectos y supo conservar lo que le daba ese toque especial. El estilo gráfico había evolucionado dentro de las mismas pautas así que el salto a 3DS tendría que ser la repera. ¿Cómo de bien se verían esos gráficos estilo dibujo en una consola más potente? ¿Quizá algo estilo ‘Rayman’? No, por desgracia no.

Inexplicablemente han optado por mezclar 3D y 2D y además tamizarlo todo de unas tonalidades pastel que refuerzan todavía más el carácter ñoño del juego. De nuevo han vuelto a perder el punto que tenía la saga y a buscar uno nuevo. Cosa que no tiene que estar mal pero…

Los personajes son tridimensionales y se mueven en dos dimensiones por un mundo dibujado al estilo acuarelas. Es una mezcla arriesgada. Las paredes, fondos, tuberías y obstáculos van por un lado a nivel artístico y los modelos del juego van por otro, como si se hubiera quedado el asunto a medio cocer. ¿Qué de malo había en hacer un juego en dos dimensiones totalmente?

Fondos, paredes, tuberías y obstáculos en acuarelas y los personajes en perfecto 3D con dientes de sierra. Una mezcla rara como poco.

Luego está el tema de los colores pastel. Olvidad los bordes negros, el estilo cómic, los rotuladores o el toque gamberro que tenía la saga. Como os decía antes se ha sustituido ese aspecto visual tan innovador por una especie de fondos que parecen hechos con acuarelas, muy suavecitas. No se ve feo, ni mucho menos, pero sí que tiene un aspecto infantil que llama la atención.

Es como si la estética de contornos duros que siempre había tenido la saga molestara en esta ocasión y no se hubieran atrevido a eliminarla completamente. El resultado final se queda en tierra de nadie. Ni el estilo antiguo ni el que tiene, por ejemplo, un Mario. La mezcla es rara y aunque hay algunos escenarios que funcionan mejor que otros (hay algunas pantallas del mundo 2 especialmente bonitas) la mezcla es rara.

Yoshis New Island

Los dientes de sierra de los personajes tridimensionales o la baja resolución de algunas imágenes tampoco ayudan a que la experiencia sea más placentera. Algunos dirán que la poca potencia de 3DS hace que pasen estas cosas pero caramba, que cojan un ‘Resident Evil’ o el ‘Super Mario 3D World’ y verán que la pequeña de Nintendo es capaz de hacer grandísimas cosas a nivel visual.

Repitiendo una fórmula que funciona

Yoshis 5

Y llegamos al punto clave, el de la jugabilidad y las mecánicas de juego. ‘Yoshi’s New Island’ recoge lo mejor de sus dos entregas anteriores y lo mezcla sin añadir apenas nada de innovación.

Los huevos gigantes y las nuevas transformaciones, sí, pero su uso es anecdótico y no forman parte de las mecánicas básicas ni de la experiencia esencial del juego. Yoshi salta como siempre, recoge monedas en las mismas formaciones que siempre, flores ocultas, aleteando se mantiene un poquito en el aire, si le dan el Bebé Mario sale despedido en una burbujita y hay que recogerlo, también hay enemigos con zancos… en resumen, es el mismo gran juego de siempre. Si os gustaron los dos anteriores este también os gustará.

yoshi

Hablemos de la curva de dificultad. Los anteriores juegos representaban un verdadero reto plataformero. Bajo aquella estética desenfadada se escondían verdaderas obras maestras del diseño de niveles y realmente se llegaba a sudar para conseguir superar algunas pantallas. En ‘Yoshi’s New Island’ se ha rebajado el nivel de dificultad (algo lógico ya que parece que el juego tiene que llegar a un público de menor edad) y la curva de dificultad es alargadísima y se empina muy lentamente.

La curva de dificultad es lentísima pero lo bueno acaba llegando.

Eso sí, lo bueno acaba llegando. Solo tenéis que aguantar los primeros dos mundos (unas 15 pantallas aproximadamente, si no recuerdo mal) y luego empezaréis a disfrutar de niveles retorcidos que exigirán lo mejor de vosotros mismos en determinadas ocasiones. No llega al nivel de los anteriores pero sí se nota el esfuerzo por recompensar al jugador que ha aguantado el paseo hasta allí.

En ese punto es cuando ‘Yoshi’s New Island’ se reencuentra con su público más exigente. Un público que ya ha asumido que el viejo aspecto visual no volverá, que los colores pasteles y las acuarelas no quedan tan mal, que los monigotes en 3D siguen sin pegar con el fondo pero que tampoco importa, que se puede jugar a la 3DS sin sonido para no escuchar al maldito bebé y que los primeros 20 escenarios más aburridos que mirar una obra… esos son los grandes retos que tiene que superar el jugador de ‘Yoshi’s New Island’.

Pero una vez superados y con el juego a la mitad aparece la magia y la aventura se convierte en algo totalmente disfrutable y recomendable.

Los viejos tiempos nunca volverán

No, ‘Yoshi’s New Island’ no es un mal juego. Ni mucho menos. Quizá no tiene la magia que esperábamos que tuviera y tampoco es el gran clásico de Nintendo que todos querríamos recibir por estas fechas. Tampoco es capaz de sobrevivir al recuerdo de sus dos anteriores entregas e incluso son cuestionables su dificultad, su apartado gráfico y su apartado sonoro.

Y aún con todo y con eso, motivos más que suficientes como para enterrar a cualquier otro juego en el desierto de Nevada, el juego es perfectamente recomendable y disfrutable por un gran sector del público al que va dirigido. La culpa es de Nintendo que nos tiene acostumbrados a pequeños grandes juegos y cuando llega uno que baja un poquito el listón duele el doble.

,5

A favor

  • Rescata una fórmula jugable que funciona
  • A mitad del juego se pone realmente interesante
  • Diversión ligerita y desenfadada

En contra

  • Azúcar, ñoñería por todas partes e intento de ser ?cute? desesperadamente
  • Los sonidos del Bebé Mario
  • Tarda en arrancar y ponerse interesante
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