Nintendo Wii U: análisis

Nintendo Wii U: análisis
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Nintendo Wii U ya está aquí. La espera ha sido larga, desde su anuncio hace año y medio en el E3. Ahora llega el momento de enfrentarse a un reto muy complicado: conseguir estar a la altura de Wii, cubrir las carencias de ésta y sobre todo volver a enamorar. Veamos en nuestro análisis si es capaz de todo esto.

La consola, siguiendo las líneas de diseño de Wii

Wii U, en el nombre, no sólo nos deja entrever que hereda el espíritu de aquella consola que debutó en el 2006. También le debe mucho a las líneas maestras que definen el diseño de esta nueva consola. Tras sacarla de la caja vemos que todo esto es evidente.

Evidentemente en lo bueno y en lo malo. En la parte positiva nos encontramos con un diseño continuista pero donde predominan las líneas curvas. Un poco más grande pero la sensación queda atenuada por las propias formas. En negro, hemos reseñado el modelo Premium, tiene un toque elegante bastante resultón.

Todos los conectores se concentran en la parte trasera y junto a ellos unas salidas de ventilación generosas. La peana nos permite ponerla en vertical u horizontal aunque la posición en la que pongamos no afecta al funcionamiento ni tampoco a cómo disipa el calor.

Hemos dicho que hereda cosas buenas, pero también hay aspectos que no nos convencen. Si bien es cierto que el negro es un color elegante, la fabricación y los materiales dejan un poco que desear. No es que este aspecto sea vital pero podrían haberlo cuidado un poco más. Aun así, esto va también en la línea de la compañía.

Las primeras horas con la consola, es una experiencia que podría haber pulido un poco más Nintendo. La configuración previa es un proceso algo pesado, algo que los algo alargados tiempos de carga de hasta treinta segundos no ayudan mucho.

Por otro lado tenemos la descarga de la actualización. Obligatoria para poder acceder a los servicios online. El proceso es un poco tedioso pero una vez se ha pasado por este proceso todo mejora considerablemente. Ya lo sabéis: armaros de paciencia al principio.

También se mantienen algunos detalles singulares que se agradecen, como la posibilidad de insertar el disco automáticamente cuando lo acercamos. Como en la Wii original, podemos encender la consola desde el mando y hablando de él, pasemos al GamePad.

El GamePad, el epicentro de la nueva forma de jugar

La innovación de esta Wii U pasa por su GamePad: ese híbrido entre mando y tablet que quiere ser lo primero, aunque tenga una pantalla táctil resistiva. Aunque las dimensiones son grandes, sorprende lo ligero que no es. No demasiado como para ser extraño pero sí lo suficiente para que no se cansen los brazos.

A la hora de jugar, la posición más natural (con los pulgares en los sticks y los dedos en los gatillos) es realmente cómodo y jugar a los títulos que no requieren pulsar muchos botones es una gozada, véase el caso de Nintendo Land por ejemplo.

Sin embargo, cuando necesitamos usar el stick izquierdo y la cruceta de botones derecho la cosa cambia ligeramente. No es incómodo pero al principio la sensación es extraña y hasta que tenemos el esquema mental de que están distribuidos así nos resultará un poco extraño. Es parte de la curva de aprendizaje, dentro del diseño del propio GamePad están bien posicionados.

Por otro lado tenemos los giroscopios. En algunos juegos nos veremos obligados a mover el mando para mirar a través de la pantalla como si se tratara de una ventana. Está bien implementado pero a veces resulta incómodo hacer giros bruscos. Quizá sea cuestión de acostumbrarse pero en las horas que he estado jugando la experiencia no ha sido satisfactoria en este apartado.

La pantalla es el gran protagonista. Técnicamente tiene un par de pequeñas pegas que quizá los más techies no pasen por alto, el resto seguirán disfrutando con ella. Comencemos: por un lado la resolución para el tamaño que tiene es algo baja: 854 × 480 pixéles.

Jugando desde una posición normal, sin comeros la pantalla ya sabéis, la visión es perfecta. Se notan algunos píxeles, sí, pero tampoco es un problema. Si quiero ver todo en alta definición y sin problemas tengo un monitor o una televisión de más calidad.

Por otro lado que sea resistiva. Quizá algunos no lo perdonen pero hasta la fecha todos los juegos que introducen capacidades táctiles en el mando no echan en falta que sea resistiva, Lo mismo que ya sucedía con Nintendo DS y su hermana tridimensional. Tecnológicamente no es la pantalla más puntera, pero cumple.

La autonomía quizá es el gran, y real, talón de Aquiles y el GamePad. Su autonomía de tres a cinco horas, según el uso y el volumen, se antojan escasas y nos obligan a cargarlo con cierta frecuencia. Sin embargo, podemos jugar con él mientras se carga aunque claro, ya pierde su esencia de portátil.

La distancia que soporta el mando es más que suficiente dentro del uso normal de una consola de sobremesa. Si teniais pensados recorreros la casa jugando con el GamePad siento deciros que no es posible. Sin embargo si es que es posible, como veremos ahora, jugar con la tele apagada y tirado en el sofá. Más acorde a lo que se puede esperar, que para portátiles ya tenemos otras plataformas.

La experiencia de jugar con el GamePad

Dejando los aspectos más técnicos detrás, es hora de hablar de la experiencia con el mando. Como Nintendo ya ha recalado en más de una ocasión, su GamePad es uno de los elementos centrales. Cuando encendamos la consola por primera vez todo pasará por el mando.

A partir de ahí, podemos configurar para movernos por los menús de la consola o bien desde el propio mando o de la forma tradicional, usando la televisión o un monitor. La integración hasta este punto es buena y es más sencillo navegar con el mando que usando el WiiMote.

A la hora de jugar, después hablaremos del catálogo, el GamePad se configura de diferentes maneras. Hay algunos títulos que nos permite usar la pantalla como si fuera la del televisor. En otros, podemos usarla de forma secundaria. ¿La integración es buena en este último caso? Depende del desarrollador.

En los juegos que hemos podido probar, su uso como complemento es correcto y su integración varía mucho de un título a otro. Lo único que echamos en falta es la posibilidad de jugar a cualquier juego desde el mando directamente, a veces apetece más estar relajado en el sofá o simplemente usando otra ventana como el móvil.

En multijugador también luce bastante y ofrece la posibilidad de integrar un quinto jugador. De nuevo, todo dependerá del desarrollo: en New Super Mario Bros U servirá para echar una mano, en Nintendo Land muestra un punto de vista diferente… Atisba muchas posibilidades y de momento hemos visto pocas.

En general la experiencia con el mando es realmente buena. Por un lado es familiar, ya que los controles analógicos siguen un esquema que todos conocemos. La integración de la pantalla es una novedad importante y al principio habrá que acostumbrarse a mirar ahí, o intercambiar con el monitor si el juego lo requiere.

El catálogo de juegos, un punto de partida

Al final, cuando vamos a comprar una consola u otra los videojuegos son uno de los factores clave. Cuando un sistema debuta es vital hacerlo con buen pie y en este caso Nintendo lo ha hecho bien, haciendo guiños a todos los públicos: casuals, hardcore y todos aquellos que disfrutan con los triple A multiplataforma que tan mala vida tuvieron en la Wii.

A día de hoy he podido probar los siguientes juegos: New Super Mario Bros U, Nintendo Land, Sonic & All Stars Racing Transformed, Darksiders II y ZombiU. Variados que junto al resto del repertorio hacen una buena combinación para empezar y tener donde elegir.

Sin embargo hay un hecho diferencial que se puede ver en otras muchas consolas: hay que explotar todavía mucho más el hardware. Es obvio que a esta primera remesa no muestra todo lo que da de sí pero hay una línea ahora mismo muy marcada entre los juegos desarrollados por Nintendo y las third parties.

Los primeros, Nintendo Land y NSMBU, se ven muy pulidos. Algo obvio si tenemos en cuenta que es Nintendo la que ha hecho el hardware. Todo funciona de forma muy fluída y el motor gráfico saca a relucir las bondades del hardware. En el lado contrario la experiencia varía.

Se nota que el resto de compañías todavía no le han cogido el truco y si bien hay juegos que lucen bien, todavía están lejos de lo que realmente pueden ofrecer. Hay que darles un voto de confianza y esperar que en los próximos desarrollos, exclusivos o no, mejoren sustancialmente.

Por otro lado tenemos la esfera indie, que toma protagonismo a través de la eShop. Nintendo quiere potenciar mucho este aspecto y ser una alternativa a la corriente más mainstream, distribuída tanto en formato físico como online.

Nintendo Wii U, conclusiones

Resulta difícil llegar a una serie de conclusiones en un proyecto que tiene una vida muy larga y que a día de hoy ha dado sus primeros pasos por lo que hablaremos de presente, de lo que hay. Nintendo ha dado las bases para crear nuevas formas de jugar.

Su propuesta es ambiciosa y quieren tocar muchos palos: la masa crítica que ya tenían (gracias a la adaptación de los WiiMote y otros accesorios) y por otro sectores que habían descuidado un poco pero que tenían presentes. Nintendo quiere llegar a todos los lados.

El hardware es bueno y suple las carencias de su antecesora. Habrá quienes la critiquen por no aportar nada en este apartado y simplemente ponerse a la altura de los demás. Aplaudo el esfuerzo que han hecho y mientras que la competencia no muestre algo mejor, creo que el estándar es más que correcto.

La nueva forma de jugar, quizá es la que más dudas siembra. Es cierto que tiene mucho potencial, que ya tiene algunas ideas creadas pero a día de hoy, es pronto lo sé, todavía no deja muy claro cuál es el camino a seguir. WiiMote lo dejó muy claro desde el primer momento, mientras que GamePad muestra muchas alternativas pero ninguna se consolida.

Aplaudo la ambición de Nintendo. Ha logrado una gran consola pero que a día de hoy genera más incógnitas que respuestas. Tiene potencial para volver a triunfar pero tiene mucho que demostrar todavía. Es un buen punto de partida, pero hay mucho que recorrer, todavía.

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