Assassin's Creed Unity: Reyes Muertos: análisis

A estas alturas todos hemos aprendido a amar u odiar 'Assassin's Creed' a nuestra manera, a disfrutarlo de formas distintas y a valorar sus pequeños y grandes detalles con mayor o menor entusiasmo. Están los que prefieren la acción al sigilo, las secuencias scriptadas a la libertad de exploración, la historia real a la mística.

Por suerte 'Assassin's Creed: Unity' permite que cada uno de nosotros lo encare desde su prisma preferido, y para los que se quedaron con ganas de todo aquello que no llegó a materializarse durante la campaña principal, está Reyes Muertos, el DLC de la última entrega y el cambio de rumbo de Arno Dorian hacia la vertiente Indiana Jones de la saga.

El otro lado de Assassin's Creed

Siendo sinceros debería decir que las únicas historias principales que me han parecido realmente interesantes de 'Assassin's Creed' fueron las de Ezio y Connor, la primera por el carisma del personaje y la segunda por lo bien que supo abordar el alzamiento norteamericano contra la corona inglesa.

El resto, especialmente la primera entrega y en menor medida la del reciente 'Assassin's Creed: Unity', las he completado más por inercia que por interés. Con la Revolución Francesa la saga se ha olvidado de su lado más mágico para centrarse en la historia "real", abandonando la Cueva de las Maravillas y la búsqueda de otra lámpara maravillosa para acercarse más a la idea de un aburrido profesor de historia.

Precisamente por eso la aventura secundaria que propone Reyes Muertos me ha parecido especialmente interesante, no por tener un guión de lujo, que va a ser que no, sino por devolvernos ese espíritu de héroe de acción en busca de tesoros enterrados por alienígenas hace millones de años.

Con ello vuelven los emplazamientos ruinosos, los puzles de interacción y plataformas y las armas o habilidades que se salen de lo común. Aquí no podremos utilizar los espíritus de los animales como en el recomendable DLC de 'Assassin's Creed 3', el de La tiranía del Rey Washington, pero sí tirar de lámpara de aceite para resolver acertijos y de hacha con cañón de mortero incorporado para despachar enemigos.

Regular (pero gratis)

La lástima es que esa nube de esperanza para los fans de la búsqueda del Cáliz y las pruebas que llevan a él en "la última cruzada" se la lleva el viento en apenas cuatro o cinco horas, y además lo hace sin intención de retomarse en un futuro inmediato.

Acaba siendo un agradable espejismo que se acoge sin el ceño fruncido por una única razón, es gratuito. De lo contrario la suma de bugs, que sigue ahí en mayor o menor medida, el reducido tamaño del escenario y la obligación de ir y venir a escenarios, volviendo a hacer de recadero, habrían puesto una vez más el grito en el cielo.

Pero ya sabéis lo que se dice, que a caballo regalado no le mires el diente. Al menos Reyes Muertos me ha servido para recuperar un juego que ya tenía cogiendo polvo y, además, para acabar con un buen recuerdo al control de Arno Dorian. Si ya tienes el juego, dale un tiento, al fin y al cabo lo único que te va a costar es tu tiempo, y por entretenido y alejado de lo básico, lo cierto es que pasa volando.