Análisis de Forza Motorsport 7, el cénit visual y jugable de la conducción en consolas

Análisis de Forza Motorsport 7, el cénit visual y jugable de la conducción en consolas

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Análisis de Forza Motorsport 7, el cénit visual y jugable de la conducción en consolas

‘Forza Motorsport 7’ es un juego de coches excepcional. Caben aquí las puntualizaciones sobre lo que significa eso, la diferencia entre el juego de Microsoft y lo que se puede ver en el mercado en términos de simuladores puros, y el cómo esto es más una mezcla entre arcade y simulación para todos los públicos que un juego de nicho. Pero le pongas los puntos que le pongas a sus íes, es impepinable hasta qué punto llega a ser una auténtica gozada.

Siendo más partidario de los derrapes de ‘Forza Horizon 3’ que de los ajustes y reglajes a un coche disponibles en ‘Forza 7’, eso supone que el último juego de Turn 10 Studios acaba siendo para mí igual de disfrutable pese a evitar su capa de personalización más profunda. También que la última joya de Xbox One es un juego en el que todos, sin excepción, tienen cabida.

Un juego para todos los públicos

Están los más pequeños de la casa y su inexplicable pasión por todo lo que tenga ruedas, que podrán jugar con todas las asistencias activadas para alcanzar un punto cercano al piloto automático. Están los que sienten sensaciones orgásmicas con los gráficos, que van a necesitar el cigarro de después tras terminar cualquier carrera. También los fanáticos de la simulación y los coches, que tienen cantidad de opciones disponibles para acercarse a ese término y pueden admirar con todo lujo de detalles más de 700 vehículos.

Luego están los jugadores como yo, que lo único que le piden a ‘Forza 7’ es ser un juego de coches enorme en el que coleccionar bólidos y superar carreras y pruebas. Tras varios días con él, y con opciones aún por desbloquearse como la subasta de vehículos o el Forzathon, desafíos temporales con premios exclusivos, lo nuevo de Xbox One me ofrece todo lo que podría pedirle a un juego de coches hoy en día.

Sigue la estela que ha ido marcando desde su primera versión, persiguiendo ese manido más y mejor en el que sumar coches al catálogo y recuperar circuitos del pasado, pero es también la edición que más cambios incluye a nivel de desarrollo, probablemente no con alegrías para todos.

La más significativa es la de su campaña, una suerte de campeonato en el que ir consiguiendo puntos a base de completar eventos y desafíos. Algunos tienen como premio un nuevo coche. Todos ellos reportan créditos con los que comprar nuevos vehículos o, lo que en algunas cabezas será una hecatombe y en la mía sólo resulta ser un giro incómodo, cajas con loot.

El creciente problema de las loot boxes

La idea es que puedas invertir el dinero ganado en las pruebas (por ahora sin posibilidad de comprar con dinero real) en cajas con premios que incluirán cambios estéticos para el piloto, modificadores y vehículos. Los primeros son trajes y cascos, desde los promocionales de las distintas marcas hasta los de payaso o mimo, algo a lo que no he dedicado demasiado tiempo por una cuestión de gustos (el negro le pega a todo), pero que puede tener su gracia si quieres pavonearte en el podio cuando juegues online.

Los modificadores son cartas de uno o varios usos que puedes añadir a las pruebas para incrementar la ganancia de experiencia o créditos. Es algo que ya vimos en ‘Forza 6’, y están los de más dinero porque sí, pero también aquellos que te obligan a jugar en condiciones atmosféricas concretas o a cumplir retos como realizar curvas o adelantamientos perfectos antes de cruzar la meta.

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Por último los vehículos, lo que supone conseguir nuevos vehículos y, con algo de suerte, ahorrarte gran parte de la pasta que cuestan. El problema viene cuando muchos de esos coches están atados a tu experiencia y a la suerte que tengas con las cajas, lo que supone llevar hasta el juego cierto componente de farmeo que inevitablemente desagradará a más de uno.

Si para mí no es un problema es porque no entra en mis planes conseguir todos los vehículos disponibles en ‘Forza 7’. Tras superar su campaña mis escarceos con el juego serán puntuales, acercándome a los desafíos de Forzathon o jugando alguna carrera con mi coche preferido para relajarme y desconectar un rato. Entiendo hasta qué punto esto puede ser un problema para algunos jugadores, pero los que yo tengo con esta entrega son otros.

No todo es alegría en Forza 7

El primero de ellos es lo poco que se sostienen algunas decisiones. Para convertirte en el mejor piloto de la historia deberías pasarle la mano por la cara a tus rivales en cada prueba, no limitarte a acumular puntos hasta que, sorpresa, consigas los suficientes para saltar de categoría. No me molesta a un nivel de jugabilidad, pero sí lo hace por falta de coherencia.

Entiendo hasta qué punto Turn 10 Studios ha querido hacer más accesible la experiencia, pero que eso pase por ventilar de un plumazo el reto no es santo de mi devoción. Menos aún que sigan sin existir penalizaciones por rebasar curvas, o que los puntos que recibes por hacer cuatro carreras pochas sean muchos más que el reto de entrar en una prueba de resistencia de una hora y salir victorioso.

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En esa misma línea entra la decisión de borrar del mapa la posibilidad de incrementar la dificultad de las carreras para conseguir más créditos como bonificación. Si antes desactivar ayudas te invitaba a querer acercarte más a la rama de simulación para obtener más créditos con tus victorias, ahora todo pasa a formar parte de ese círculo vicioso que resultan ser los modificadores que consigues en las loot boxes. Ese plus del pasado queda atado únicamente a la dificultad de los Drivatar, las inteligencias artificiales basadas en la nube que recogen cómo juega la gente para crear situaciones más vivas.

Lo conseguía en el pasado y vuelve a hacerlo ahora, pero también incluyen sus errores y una agresividad que, por momentos, recuerda más a un ‘Destruction Derby’ que a una carrera memorable. No me malinterpretéis, adoro correr y que los coches se me echen encima como auténticas fieras, infinitamente más que competir contra vehículos que parecen sacados de un Scalextric, pero puedo imaginar la frustración que pueden sentir aquellos que desactiven ayudas, especialmente al ver cómo sus coches pierden el control cada dos por tres por culpa de cuatro cafres.

Una experiencia imprescindible

Con un escenario así, igual te viene a la cabeza aquello de que, tal vez, ‘Forza 7’ te guarde detrás de su chapa y pintura una mala experiencia, pero nada más lejos de la realidad. Ya nos lo comentaron los chicos de Turn 10 Studios en su día, la intención de esta nueva entrega está más centrada en las sensaciones que en el realismo, y aunque no se olvidan de eso último, es en lo que produce ponerta conducir sus coches donde está el auténtico gancho.

Con pruebas que te obligan a saltar de un vehículo a otro constantemente, abandonar tu chatarra inicial para saltar a controlar un superdeportivo supone visualizar los cambios de una forma mucho más clara. El agarre, el cómo se toman las curvas, la aceleración, la frenada… Cambia de coche y parecerá que estás ante un juego completamente distinto.

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Mejor aún, hazlo en seco y en mojado, en una noche cerrada en la que sólo alumbran tus faros y y momentos antes de salir el sol, en asfalto pulcro y en el manchado por la arena del desierto de Dubai. Todo en la misma carrera gracias a la meteorología dinámica que, además de resultar espectacular a nivel visual, consigue que percibas cómo lo que te rodea está obligándote a cambiar tu forma de conducir para no acabar estampado contra una valla.

Pocas veces en un juego de coche he visto tan claro un cambio en mis posibilidades de conducción. En juegos con un desarrollo más lineal, sus posibilidades se van difuminando conforme avanzas, pero aquí estás viendo todo lo que hay detrás de bambalinas una vez tras otra, entendiendo que toda esa lluvia no está sólo para hacer bonito y que quede bien en materiales promocionales, también para ofrecerte un cambio jugable.

Forza 7 es el juego más bonito de la generación

Dejo lo mejor para el final, el punto en el que los gustos y las percepciones personales tienen menos cabida que en ningún otro. ‘Forza Motorsport 7’ es el juego más espectacular que he probado a nivel gráfico. Los reflejos en los charcos, el cómo las luces bañan los coches, esos cielos con pájaros revoloteando que más de una vez casi consiguen que me estrelle por no prestar atención a la carretera… Es algo de otro nivel, y no sólo en Xbox One X con 4K y HDR, también en mi One de la primera hornada.

Sólo dos aspectos han conseguido provocar algo de rechazo en lo técnico. Por un lado los tiempos de carga, más largos de lo que me gustaría, y juraría que más largos que cuando lo probé en One X. Por suerte, mientras todo se va renderizando en segundo plano, tienes la opción de toquetear opciones, pasearte por tu colección de vehículos o invertir el dinero ganado en cajas con premios.

El otro, un detalle ínfimo, las partículas de agua que saltan al pasar sobre un charco. Imagino que es bastante destacable que tengamos que hilar tan fino para encontrarle pegas a un juego formidable en lo técnico, más aún cuando aguanta las 60 imágenes por segundo como un campeón, pero es que ver ese pastiche en imágenes que bien podrían ser un fondo de escritorio, es como ver a un Cristo con dos pistolas.

No me olvido del sonido, otro apartado en el que ‘Forza 7’ se lleva la matrícula de honor a casa y sus compañeros le hacen la ola al salir de clase. Genial en condiciones normales, pero espectacular cuando enchufas unos cascos o unos altavoces 5.1, especialmente con matices como los ruidos de música y público al pasar por meta que quedan ensordecidos por el rugir de los motores cuando abandonan el sitio. Toda una experiencia.

La opinión de VidaExtra

Con una suma de aplausos y peros en la que el resultado siempre decanta la balanza a favor de los primeros, ‘Forza 7 es una experiencia única que todos los fanáticos de la velocidad, los coches o los gráficos deberían probar. No sólo eso, el día en el que está saga sea considerada retro y alguien se acerque a ella para ver de qué era capaz en su día, es muy probable que el juego al que se haga referencia como clímax de la franquicia sea este.

Si quieres un simulador puro, no sólo te estás equivocando de juego, también de plataforma. Pero si lo que buscas es un juego de coches que sea capaz de acercarse a ello, sin dejar atrás a todo ese público más preocupado por la belleza de los coches que por la dureza de sus amortiguadores, no se me ocurre un juego más bonito y divertido que ‘Forza Motorport 7’.

A favor

  • Una gozada a nivel visual
  • Horas y horas de carreras y coleccionismo
  • Profundidad adaptable para todo tipo de públicos

En contra

  • Algunas decisiones jugables destinadas a favorecer las loot boxes
  • Pequeños detalles técnicos mejorables
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